jueves, 31 de julio de 2014

Relatos de mi afecto con el Benemerito Instituto de la GUARDIA CIVIL - 8ª ENTRADA



En 1.983 una de las personas que fue importante en mi vida, Juan José MULET, orfebre y propietario de varias joyerías, sufrió un espectacular atraco por parte de tres individuos que a punta de pistola y de forma violenta inmovilizaron a las personas que estaban presentes en el interior del establecimiento, les conminaron para abrir la camara acorazada, rápidamente procedieron al expolio de todas las piezas expuestas y las que estaban guardadas en el interior de la caja, independientemente  del valor de la mutua amistad que nos unía, por mi parte colaboraba auxiliandole en la administracion de la contabilidad hecho que me permitia la evaluacion a la que ascendía el inventario de conjunto de piezas expoliadas, el efecto moral peyorativo que genera el hecho en el estado animico de la persona es muy fuerte incluida la sensacion de indefensión que queda como poso indeleble en el pensamiento.
 
Hablo con conocimiento de causa con respecto este último apunte ya que pocos años después un colega de la vecina ciudad de Amposta propietario de la joyería mas pujante de la zona sufrió en sus propias carnes otro terrible atraco que lo sumió en un total desanimo y decaimiento ya que las circunstancias fueron del todo desgraciadas, todo aquello desemboco en otro hecho terrible que acabo quitandose la vida con su propia arma.
 
Los dos estábamos federados como tiradores y eramos socios fundadores de nuestro club local, extremadamente responsables y prudentes cuando teníamos nuestras armas en las manos, sabíamos perfectamente las circunstancias dimanantes de su uso inadecuado. 
 
El Reglamento de Armas vigente preveia la posibilidad de solicitar la licencia de armas tipo “B” (la de color rosa en la época) otorgaba la autorizacion para el porte y uso de armas cortas, la concesión de la misma según el texto legal sera siempre “a discreción de la Dirección General de la Guardia Civil”, uno de los poquisimos conceptos que en la época podía tener viabilidad para conseguir la citada licencia era la pertenencia al sector del gremio de joyeros y orfebres, comerciante, representante o viajante provisto de muestrario real, como encajábamos en estos conceptos, por su parte como orfebre-comerciante y la mía como viajante – representante, adjuntamos a nuestras solicitudes los justificantes correspondientes que avalaban nuestra petición y el expediente paso por el filtro de la información pertinente de la Intervención de Armas haciéndolo seguir a la jefatura de la Zona  para su refrendo, en pocas semanas el Subdirector  General de la Guardia Civil, firmo la concesión de nuestras licencias.
 
He querido hacer mención de este asunto, pues dentro de todo siempre tenemos que agradecer a la comandancia local de Tortosa  a su capitán en especial y a su equipo, quienes en definitiva teniendo en cuenta el aporte de nuestras respectivas documentaciones y comprovantes, siempre es primordial el informe favorable que se emite a nivel local el que mueve positivamente la solicitud ya que a todas luces su concesión es una muestra de confianza en el individuo por parte de la Institucion que por ley está en posesión de la “discrecionalidad” para concederla.
 
Dejo aclarado desde estas lineas nuestra gratitud por el hecho, gracias a Dios jamas tuvimos necesidad de hacer uso de las mismas ni siquiera en grado de intencionalidad, lo que si puedo asegurar que en nuestro caso nos daba un grado de tranquilidad “por si acaso” sabíamos perfectamente que una decisión errónea en la “extraccion” por una causa banal  podía desencadenar consecuencias imprevisibles.  
 
Volviendo a nuestro caso personal estábamos muy habituados a manejar practicamente todo tipo de armas cortas ya que en la galeria de tiro, practicabamos todas las modalidades de tiro que habitualmente se convocaban concursos, pero repito teníamos una prudencia y un respeto muy exaustivo para con las mismas.
 

 




 
La SW 66 3” cal. 357 mg. era mi arma para defensa personal y el MAUSER de 3” cal. 38 sp. fue la de Juan  Mulet





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