Apenas era un adolescente, uno de los rasgos, innato, de mi
personalidad era y sigue siendo, la natural admiracion por todo lo concerniente
con la milicia, la “benemerita” no se escapaba de esa querencia, era el
cuerpo armado sobre el que mis posibilidades tenían acceso para observarles,
pasaba muchos días conviviendo con mis abuelos, los padres de mi progenitora,
en el tortosino barrio del Rastre, mi abuelo era ferroviario, hecho que era
proclive para entablar relaciones amistosas con muchos guardias civiles, pues
en la época, me refiero a la década de los cincuenta y sesenta, en la
habitualidad cotidiana, algunos de los servicios del Cuerpo estaban centrados
en el trafico ferroviario, tanto de mercancías como en el de personal, en la
plaza del barrio (antigua plaza Tetuan, actualmente mosén Sol) en uno de los
edificios laterales concretamente el que hace esquina con la entrada del actual
colegio de los “Josepets”, en los bajos, se encontraban los locales del
desaparecido “Auxilio Social”, recuerdo su funcionamiento atendiendo la fila de
personas que acudían a recibir los productos básicos para su sustento, en el
local de al lado se ubicaban los establos para guarda y descanso de las
caballerias que utilizaba la GC en los servicios de montaña o en cualquier otro
que fuese preciso ese medio montado, todo aquel trajín de entradas y salidas de las parejas montadas,
el pupilaje, herraje, limpieza de los diferentes arreos, el anclaje de las
“tercerolas” al lado de la silla de montar, todos aquellos movimientos los
podía contemplar en primera fila y cuando alguno de aquellos “civils” me
conocía, “es el nieto de Paquillo”, era el nombre coloquial que era conocido mi recordado abuelo, diminutivo de Paco “pasa hombre pasa”.
Tenia ocho o diez años, uno de los que mi
abuelo tenia mas confianza era el “malagueño”, procedente del
transformado Cuerpo de Carabineros, siempre preguntaba por él, tenia un perro
de raza pequeña pero muy inteligente al que llamaba “Lealico”, cuando nuestra
perra “Chita” de raza pequinesa entraba en el periodo fertil, aparecía “Lealico”
haciendo guardia ante la puerta del primer piso donde vivían mis abuelos, es
decir, al abrir te encontrabas con el inteligente y pertinaz “Lealico” dispuesto a
“depositar” interesadamente sus genes en nuestra perra, acto que físicamente
era imposible realizar por la gran diferencia de tamaño entre los dos
pero a él le movía el efecto de los efluvios que le tenían esclavizado montando
plantones hasta que pasaban aquellos días y que conste que vivía en una casa de
campo a mas de doscientos metros, cosas
de la naturaleza.
La "Pareja" montada en orden de servicio.
Carabina denominada "Tercerola", habitualmente utilizada en los servicios a caballo
Uniformidad utilizada en los servicios llamados "correrias"
Primeros años de la década de los cincuenta, la plaza del Rastre, al fondo
se puede apreciar el edificio donde se encontraban los establos de las caballerías de la G.C.
En otra de las calles del barrio
vivía otro GC, conocido y saludado por mi abuelo, le recuerdo perfectamente, un
hombre enjuto, fibroso, alto, mucho mas que mi abuelo, me impresionaba siempre su perfección y
pulcritud, en la uniformidad y en su físico, el tricornio super reluciente
encajado en la parte frontal rayando con el limite de las cejas, igual que
hacen los toreros cuando se encajan la montera, ligeramente ladeado, con el barboquejo descansando
en la comisura entre el mentón y el labio inferior, usaba un bigotillo
recortado al milimetro, de color rubio y pelirrojo, lo suficientemente
ancho para ocupar la parte central a lo largo de su labio superior, este
detalle se acompañaba de una dentadura poblada de piezas de oro, en aquellos
años era habitual, bien cuidada, su uniforme extremadamente bien planchado con
los corchetes bien ajustados, el alzacuellos blanco perfecto, los botones
relucientes, paso al correaje de diario, de color negro parecía acharolado como
la prenda de cabeza, las hebillas de las trinchas y la hebilla del cinto
doradas parecían bruñidas por los destellos, no estoy exagerando ya que con los
años pude constatar lo que estoy describiendo, la funda de la Star del “9
largo” lo mismo, la raya del pantalón super marcada para acabar con los botines
de servicio, no eran de charol pero lo aparentaban, el guardia era un “cromo de
colección” y yo con una capacidad de observacion poco común la cual he seguido
ejerciendo en el devenir de mi existencia, reconozco que me ha sido muy útil.
Me repetia continuamente para mis adentros mas intimos,
"yo seré guardia civil o militar, lo seré por que me gusta la milicia", luego la vida y las jodidas circunstancias te reservan la realidad.......
No hay comentarios:
Publicar un comentario